El pregonero de 2012 ya tiene nombre. Como sabrán es Ignacio Pérez Franco, un joven y prestigioso abogado que ha estado seis años rigiendo los destinos del Baratillo, la hermandad de su familia y de su vida. Hubo quien incluso lo señaló como futuro aspirante a la presidencia del Consejo por su talante, su manera de hacer las cosas y su capacidad de navegar por aguas turbulentas como en cierta manera le ocurrió cuando estuvo al frente de la cofradía del Arenal.
Es evidente que no ha sido una sorpresa. Estaba señalado para 2011 pero los planes cambiaron, primero para que fuera el Cardenal que declinó y después para que fuera Fernando Cano. Pero desde hacía meses se sabía que era el candidato preferido por las penitencias que era como decir el pregonero in pectore. Su oficio de hermano mayor ha jugado en su favor. Tras la controversia por el control episcopal del nombramiento existía la necesidad de designar a alguien que lo fuera o que lo haya sido para relajar todas las circunstancias que en los últimos años ha rodeado a la persona encargada de realizar el anuncio. Ignacio Pérez Franco era el nombre. Un nombre por el que no se ha preguntado pero que sí se ha transmitido. Él ya pregonero lleva a gala ser un hombre de Iglesia, tiene una alta formación, es escasamente heterodoxo y más clásico que un Partenón. Pero también es actual, de nuestro tiempo, alejado de los extremismos de un Monseñor Martínez Camino y de esa línea que es especialista en espantar a gente de la Iglesia en lugar de acogerla en su seno. El nombre del pregonero se fijó en un encuentro de los consejeros de penitencia al que acudió el presidente. Fue algo así como un ensayo del modelo de elección que prevén los futuros estatutos en el que los consejeros del resto de las secciones no está llamado ni a participar.
La cosa fue así. En la final Ignacio Pérez, que se lo llevó de calle, ¡¡¡Antonio Bellido Cinco Jotas!!! de nuevo y Guillermo Mira. Estuvo también el ex de San Bernardo Antonio Rodríguez Hidalgo y el teniente del Gran Poder Jimenez Esquivias. Dos jóvenes recibieron votos, Antonio Cattoni y Lutgardo García aunque a este espera otra fumata blanca, celeste más bien, ahora en noviembre.
Ayer no hubo huelga de cucharas caídas. Fue una elección muy gastronómica. Los consejeros de penitencia sí participaron del almuerzo previo a la reunión después de la ausencia del año pasado. El cónclave fue rápido. De seis a siete. Y el pregonero no pudo estar alimentándose mejor cuando recibió la llamada; se encontraba en el potaje solidario que organizó su hermandad. No vean la que se armó. El 25 de marzo, domingo de pasión, el final de esta historia
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